EL ETERNAUTA SENTIMIENTO NACIONAL

“La serie mas vista de la historia Argentina”, titulan todos los medios ante el fenómeno protagonizado por el Primer Actor Argentino Ricardo Darin, en El Eternauta. Una súper producción nacional, filmada por Stagnaro (creador de la serie de culto del 2.000: OKUPAS), donde encontramos -además de efectos especiales-, actuaciones y calidad fílmica que resalta un eje común: la argentinidad plasmada en cada detalle. 


Por Gastón Fraga: Concejal del partido de Moreno, Bs As - Unión X La Patria.

Desde la primera escena del grupo de amigos jugando al truco en el sótano de la casa, -con chistes de por medio-, pasando por el vagón de Trenes Argentinos o las calcomanías en la garita se seguridad con el gauchito gil y las Malvinas Argentinas, hasta en cada rincón de calles y autopistas porteñas, se marca la idiosincrasia nacional de principio a fin, en este espectacular producto audiovisual. 

El público argentino amo la serie desde su estreno, comento en sus perfiles de redes las escenas y referencias, compartió memes, todo lo que sucede cuando un elemento cultural penetra en la conciencia colectiva. Ese profundo orgullo que sentimos al ver camiones del ejército con los colores nacionales, estando tan acostumbrados a las banderas yanquis de las producciones holiwoodenses. 

El Eternauta se transforma en un tema constante en las charlas entre amigos y compañeros de trabajo, es una clásico el “ya la viste”, seguido de referencias y puntos preferidos de la serie. Esta producción del cine argentino, -hoy tan golpeado y desfinanciado-, no nace aquí y tiene años de desarrollo, y una particular época de oro en la década de los 50´. Es mas, hace poco nos enteramos que Moreno había sido tenido en cuenta para esta industria: se viralizó un reel en Instagram, del video promocional de 1948 de la “Ciudad Gaucha”, un polo cinematográfico proyectado en Moreno, que contaba con un predio de mas de 300 hectáreas, sets de filmación, camarines y toda la infraestructura para las producciones, incluyendo la decisión de distribuir el 40% de las ganancias entre los trabajadores. 

Un claro síntoma de época. Pero en 1955 un golpe de Estado derrocaría a Perón, y con el se produciría no sólo la paralización sino la fuerte destrucción de toda la industria nacional, donde la cinematográfica no sería la excepción. A la década de oro del cine argentino le seguirían producciones, pero ya no desde las grandes inversiones, sino mucho mas económicas, perdiendo Argentina su presencia en el mundo y en el continente, quedando muy relegada de las potencias en producción cinéfila del mundo. 

Con la destrucción del cine quedaríamos faltos de una fuente fundamental de argentinidad. Ver a nuestros actores tomar mate, pasear por nuestros barrios, jugar nuestros deportes, hablar en nuestro idioma, es clave en la construcción de la identidad nacional. Hoy es muy común escuchar a los niños decir nevera, refresco, fresa, propio de las traducciones de las producciones estadounidenses. Así en el inconsciente colectivo se construye desde la infancia, que el único ejercito salvador ante una amenaza zombie o extraterrestre, es el norteamericano, y que los únicos héroes son los rubios altos del norte. 

El resto de los países quedan como impotentes espectadores. La noble función del arte nacional, mostrando nuestras tradiciones y pasiones, es la de crear y fortalecer una unidad cultural, un mismo pasado y presente común, donde los deseos, anhelos y esperanzas son compartidas por ese denominador común llamado Pueblo Argentino. 

La misma respuesta creativa ante el problema, el mismo humor ante la malaria, el mismo disfrute en el festejo de la victoria. Reivindicar al cine argentino es reivindicarnos como nación, una nación que tiene un enorme talento capaz de conmover y emocionar a los 40 millones de argentinos. 

El ejemplo es El Eternauta, conquistando a todo el mundo, pero tenemos innumerables ejemplos de fenómenos: es el Diego siendo aclamado en los 5 continentes, es Gardel con estatuas por todo el mundo, es Piazzolla estudiado en todas las escuelas de música, es Sandro de América, o mas cerca en el tiempo, es Lio Messi y una multitud en Bangladesh con su remera. Este poco poblado país del sur, tiene un muy atractivo y exportable carisma cultural. 

Que estos tiempos de denigración de lo propio, de frustración y desgano, donde la frase mas escuchada es que lo mejor esta afuera, sea El Eternauta una nueva oportunidad para reencontrarnos con lo nuestro. Conocer lo que existió en un tiempo y lo que se esta creando ahora: esas películas que aun no vimos, esos escritores que no leímos, esos goles que nos perdimos, y así volver a sentir el orgullo nacional que nos ha caracterizado siempre, y que nos lo quieren hacer olvidar. 

 El Eternauta, orgullo nacional.